Desde mi muy interesante punto de vista, el dinero es energía. Podemos impregnar, tanto objetos, como actividades, con la energía dominante durante esa experiencia de adquisición.
Los últimos dos años he estudiado con devoción el tema de los límites amables, con mi maestra Randi.
En una lección hablamos de los límites sobre el dinero (obvioooo yo en primera fila, con plumas de colores para la clase).
Dos minutos después, bofetón.
“No es regalo para nadie, que incurramos en deuda para obsequiar un presente. Regalamos esa energía en la que incurrimos”.
MA.DRES.
Los regalos tóxicos no, no tienen plástico, ni pintura de plomo venenosa, tienen algo más dañino: tienen prisa, compromiso, deuda culposa.
Sigo sobándome el chichón. No quiero regalar angustia. Ni prisa. Ni remordimientos.
¿Y Tú? ¿Tú qué quieres regalar en estas fechas?