
Mito: narrativa que se transmite de generación en generación para reforzar valores y construir una identidad.

Se conoce como mito a una historia o narrativa que se transmite de generación en generación para reforzar valores o actitudes y así construir una identidad común. Sin embargo, los mitos pueden convertirse en creencias limitantes cuando no nos detenemos a cuestionarlos.
En el mundo de las finanzas existen muchísimos mitos: desde los más comunes, como que “todas las inversiones son un gran riesgo” o que “las tarjetas de crédito son nuestras peores enemigas”, hasta otros más elaborados que asignan comportamientos financieros a las personas según su género.
Así como tradicionalmente se han impuesto roles de género, en la relación con el dinero también hemos heredado etiquetas que, al aplicarlas, se vuelven peligrosas, pues limitan nuestra evolución y generan una visión distorsionada de las finanzas.
En este artículo te comparto 3 mitos sobre las mujeres y el dinero:
01.
🏆 Las mujeres son mejores administradoras y los hombres mejores proveedores
Durante muchos años, los roles de género tradicionales establecieron que los hombres tenían derecho a un oficio o profesión, mientras que a las mujeres se les asignaba el rol de administradoras. No era porque existieran mejores habilidades en unos u otras, sino porque se asumía que la mujer debía cuidar a los hijos y, por lo tanto, no podía salir a trabajar.
La realidad es que no existe ningún estudio ni evidencia científica (ningún “gen” en nuestro ADN) que demuestre que hombres o mujeres son mejores en una u otra función.
Generar dinero o administrar el que ya tenemos son habilidades financieras que todas las personas podemos (y deberíamos) desarrollar, sin importar nuestro género. Ambas son necesarias para mantener una relación sana con el dinero.
(Y si no, ¿cómo crees que Taylor Swift logró construir todo su patrimonio estando soltera?)
02.
🛍️ Las mujeres compran siempre por impulso
Historias como la película Adicta a las compras (aunque me encante la película) han reforzado el estereotipo de que las mujeres son más propensas a las compras impulsivas. La verdad es que este comportamiento afecta a todas las personas, sin importar su género.
Según un análisis de Revista Proteja su Dinero (Condusef), tanto hombres como mujeres realizan compras impulsivas al menos una vez al mes. La diferencia está en el tipo de consumo:
- Las mujeres regularmente hacen compras más frecuentes, pero de menor valor. Los llamados “pequeños beneficios” (ropa, belleza, dulces, revistas).
- Los hombres compran con menos frecuencia, pero en montos mayores y en categorías como tecnología, entretenimiento o viajes.
Las compras impulsivas o compulsivas pueden convertirse en un verdadero problema, no solo financiero sino también de salud mental. Por eso, debemos dejar de tratarlas como un chiste estereotipado y comenzar a verlas como un hábito de riesgo para las finanzas personales.
03.
💰 Las mujeres son malas inversionistas
Si al pensar en un inversionista lo primero que imaginas es un hombre de traje con maletín, que habla en códigos financieros, es porque hemos crecido con ese estereotipo.
La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 reveló que apenas el 15.3 % de las mujeres mexicanas invierte, frente al 69.4 % de los hombres. Aunque la participación femenina sigue siendo menor, el perfil de estas inversionistas suele ubicarse entre conservador y moderado, lo que refleja que tienden a ser más cuidadosas y analíticas en sus decisiones.
Entre las barreras que dificultan la inversión femenina destacan:
- La brecha salarial del 16%, que limita la capacidad de ahorro y, por lo mismo, el acceso a inversiones.
- El acceso reducido a productos financieros: sólo el 44 % de las mujeres tiene cuenta bancaria y apenas el 30% accede a crédito, según datos del Banco Mundial.
¿Conocías estos mitos? ¿Alguna vez llegaste a creer en alguno de ellos?
Estas creencias, además de limitar el crecimiento personal, pueden generar relaciones disfuncionales en las finanzas de pareja. Romper con los mitos es parte de nuestra responsabilidad para construir un futuro con mayor bienestar financiero.
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