
Hace poco escuche a alguien referirse a la generación Z cómo que somos los que nacimos en un mundo digital y estamos madurando en una era de incertidumbre económica y como orgullosa Gen Z no me puedo sentir más identificada.
El panorama que enfrentamos actualmente incluye desafíos como la inflación, salarios que no alcanzan, el alto costo de la vivienda y una constante sensación de que las metas financieras tradicionales como la jubilación o comprar una casa son inalcanzables.
Se ha identificado que las personas de esta generación repiten estas tendencias en su comportamiento financiero: el Doom Spending como mecanismo de escape, el Soft Saving como un enfoque más flexible del ahorro y el Buy Now, Pay Later como la nueva forma de crédito.
Doom Spending
El doom spending o gasto catastrófico se refiere a un comportamiento que se convierte rápidamente en una trampa, un ciclo vicioso del que es difícil escapar.
Funciona así: te sientes ahogado por el estrés de la vida, la inflación o tus propias finanzas. Para sentirte mejor, compras algo que te da una pequeña alegría momentánea. Pero ese alivio dura poco. Pronto, la culpa por el gasto y la preocupación por la deuda creciente reemplazan la felicidad. Al final, no solo sigues teniendo el estrés original, sino que ahora le has añadido una nueva capa de ansiedad financiera, dejándote en una peor situación emocional y económica que al principio.
Soft Saving
El soft saving o ahorro flexible es una tendencia financiera que prioriza el disfrute del presente y el bienestar, en lugar de ahorrar agresivamente para el futuro. Implica equilibrar las necesidades financieras a largo plazo con gastos más enfocados en la calidad de vida y experiencias placenteras. Se caracteriza por un enfoque menos estructurado y más adaptable al ahorro, permitiendo flexibilidad y adaptabilidad a las circunstancias individuales.
Buy now, pay later
El concepto de buy now, pay later o compra ahora y paga después funciona como una versión moderna y digitalizada del antiguo sistema de "apartado" o pago a plazos, pero con la gratificación instantánea de recibir el producto al momento. Su facilidad de uso y la promesa de no pagar intereses lo han convertido en una opción extremadamente atractiva, pero también conlleva el riesgo de facilitar el gasto impulsivo y el sobreendeudamiento si no se gestiona con responsabilidad.
En la historia financiera de cada generación, sus hábitos de consumo han ido cambiando. Mientras los Baby Boomers construyeron su patrimonio en una era de crecimiento y los Millennials se vieron marcados por la recesión, los Gen Z enfrentamos estos y más desafíos, podríamos decir que somos una generación que, ha decidido que si las viejas reglas del juego financiero no garantizan ganar, lo mejor es inventar nuevas.
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