La primera vez que me di cuenta de que le tenía miedo a las compras “adultas” fue cuando compré mi primera computadora. Tenía 25 años y jamás había tomado una decisión de compra que superará los cinco mil pesos. Renovar mi equipo personal, que suponía una inversión de más de quince mil, me parecía una decisión enorme.
Ya había comparado opciones, revisado promociones, analizado formas de pago y hasta tenía el dinero para liquidar de contado la máquina. Aun así, justo antes de dar clic en “comprar”, le marqué a mi papá: “Quiero gastar en esto, ¿cómo ves?”. Me hizo algunas preguntas y respondió: “Pues como tú veas, hija”. Con esa validación, me sentí tranquila y compré la computadora.
Lo curioso es que esa sensación no desapareció. Siete años después, ya no puedo marcarle a mi papá porque, bueno… ¡Ya soy adulta! 🥲 Pero sigo pasando por el mismo proceso: lo pienso, lo aplazo, lo reviso una y otra vez. La verdad es que todavía me da miedo equivocarme y tomar una mala decisión financiera.
Y entonces me pregunto: ¿habrá más personas que sienten lo mismo? ¿A qué edad se te quita el miedo? ¿Por qué no puedo ser una persona normal? 😫 Estas preguntas me atormentaban hasta que leí un artículo sobre el síndrome de la impostora aquí en Clara, y empecé a entender algunas cosas.
Porqué da miedo asumir más responsabilidad
Conforme crecemos, asumimos cada vez más responsabilidad sobre nuestras finanzas personales. Pero no existe una guía que te diga “vas bien”, porque justo eso son: personales. Puedes leer, estudiar, comparar y preguntar, pero al final del día eres tú quien debe tomar la decisión que mejor se adapte a tu vida.
En el artículo se menciona que: “Esas dudas no surgen de la nada. Son el eco de generaciones en las que se nos enseñó a callar, a depender o a dudar de nuestras capacidades financieras. Lo interesante es que, desde la psicología, el síndrome de la impostora explica justo este fenómeno. Donde no pones en duda tu talento ni tu esfuerzo, lo que pones en duda es tu derecho a sentirte capaz y merecedora de tus logros.”
Y ahí es donde entra un punto clave: la falta de confianza en ti misma impacta directamente tus finanzas. Por eso muchas personas prefieren delegar sus decisiones a otros. ¡Y ojo! Pedir consejo es valiosísimo (incluso ideal). Pero es importante recordar que la decisión final debe estar siempre en tus manos, basada en tu situación, tus preferencias, tus metas… y sí, también tu intuición.
La única solución es hacerlo con miedo
Si existe un “síndrome de la impostora financiera”, la única forma de superarlo es ejercitando la toma de decisiones. Con el tiempo he entendido que algunas no serán perfectas (alguna vez, por esperar demasiado, perdí una oferta increíble en un vuelo), cada experiencia te enseña algo y fortalece tu criterio.
No voy a mentir, aún no estoy “curada”. Todavía siento un mini ataque de pánico cuando pienso en compras realmente grandes, como una casa. Pero ahora sé que ese miedo no se quita haciendo otro análisis ni preguntándole a ChatGPT 😝. Ese miedo solo se vence confiando en mi capacidad para decidir sobre mi dinero. Poco a poco, decisión por decisión, incluso en las compras más “adultas”.







