El rezago en las pensiones de las mujeres en América Latina es un problema que ha sido reconocido en todo el mundo.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, en 2020, tan sólo el 20.3% de las mujeres mayores de 60 años en el país están pensionadas o jubiladas, el resto sigue trabajando o depende financieramente de otra persona.
Existen diversas razones que contribuyen a esta situación, aquí te presentamos algunas de ellas.
- Brecha salarial: En promedio, ganan menos dinero a lo largo de su vida laboral, lo que se traduce en pensiones bajas.
- Empleo informal: Muchas mujeres en la región trabajan en el sector informal. Lo que significa que no tienen acceso a beneficios de seguridad social.
- Cuidado no remunerado: Las mujeres suelen asumir la mayor parte de las responsabilidades de cuidado no remunerado en los hogares y las familias. Limitando sus oportunidades de empleo.
- Discriminación de género: Existen barreras y prejuicios de género que dificultan el acceso de las mujeres a puestos de trabajo bien remunerados y a roles de liderazgo en el ámbito laboral.
- Diseño de sistemas de pensiones: Los sistemas de pensiones suelen basarse en la contribución individual, lo que implica que las mujeres con interrupciones en su carrera laboral debido a la maternidad o el cuidado no remunerado tienen dificultades para acumular suficientes cotizaciones.
Si bien es cierto que cada vez más mujeres están haciendo algo por su retiro, si a las barreras anteriores le sumamos que las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que los hombres, se vislumbra un panorama más complejo.
Por ello, es importante examinar los procesos desde una visión con perspectiva de género. Es necesario implementar políticas y medidas que promuevan la igualdad de género y la equidad en los sistemas de pensiones. Es importante que los gobiernos y la iniciativa privada reconozcan la importancia de garantizar pensiones justas y adecuadas para las mujeres, ya que esto contribuye a la igualdad de género, la dignidad de la vejez y el bienestar económico de la sociedad.
De manera personal, lo que podemos hacer es incentivar en las mujeres la responsabilidad y la toma de decisión para un futuro digno. Hablar de la jubilación puede sonar muy lejano, pero el mejor momento para empezar a hacer algo al respecto es hoy.