Llegó como una ola de mar a mi cabeza.
Durante semanas iba y venía, hasta que un día me golpeó con tal intensidad que fue inevitable no sentir la adrenalina por todo mi cuerpo. En ese momento me hice consciente de esa silla dura que me aprisionaba todos los días y de la innumerable cantidad de cubículos frente a mí, iluminados por una luz blanca que, irónicamente, apagaba cualquier atisbo de creatividad.
Así vi pasar el mes de noviembre y también Navidad, pero fue hasta la llegada del 2015 que lo evidente se volvió inevitable. Aquella ola que había hecho ruido en mi mente meses atrás, por fin me convenció de intercambiar lo «seguro» por una nueva realidad.
Cómo mis ahorros marcaron la diferencia
¿Te digo la verdad? Si me tardé en emprender fue porque ese trabajo había sido el mejor remunerado que había tenido. Además, para ese entonces ya vivía sola y tener que pagar una renta, con todo lo que eso implicaba, era una gran responsabilidad. Pero lo que me impulsó fue saber que yo tenía un as bajo la manga, algo que me inculcó mi mamá desde muy niña: el ahorro como un valor fundamental.
Desde aquel entonces aprendí, por ejemplo, que juntar monedas de 10 pesos en un frasco podía transformarse en una experiencia tan gratificante como ir a comprar un pinito de Navidad al final del año. Así que cuando emprendí, después de 7 años de aprendizajes y ahorros, me aseguré de tener los siguientes 4 puntos cubiertos.
Renta y gastos personales
Como comencé sin clientes y, evidentemente, sin proyectos, lo primero que contemplé fue asegurarme de poder pagar mi renta y todos los demás gastos necesarios (principalmente servicios, gasolina y comida) por 3 meses completos. Si me preguntas hoy, especialmente tras haber vivido una pandemia, le agregaría otros 3 meses más para contar con un colchón suficientemente holgado que te permita centrar tu atención en buscar proyectos.
Creación y gestión de la identidad visual
En ese momento no me adentré a todas las complejidades del branding, ya que lo único que necesitaba era convertir mis bocetos en un logotipo de verdad. Mi primera inversión la destiné a contratar a una agencia de publicidad que me permitiera, más adelante, utilizar ese logo en lo que serían mis primeras tarjetas de presentación.
Compra de dominio
Si algo aprendí en los primeros meses es que al elegir el nombre de tu empresa, es de vital importancia adquirir el dominio correspondiente. Aunque al principio no trabajé en mi sitio web, sí configuré una cuenta de correo electrónico que lograra transmitir una imagen más profesional.
Gastos impredecibles
Siempre he creído que el mundo conspira a favor de quienes trabajan para alcanzar sus sueños, pero también soy realista y sé que hay situaciones que no se pueden controlar, como el que me poncharan una llanta o robaran la batería de mi coche en un lapso de dos semanas. Frustrante, cuando tus ingresos aún no son estables, pero no tan frustrante cuando tus ahorros te respaldan.
Inversión estratégica: en que sí y en qué no volvería a utilizar mis ahorros
A medida que pasaron los años mis ingresos se fortalecieron y mis oportunidades de invertir en otras áreas aumentaron. Sin embargo, como suele ocurrir en el mundo emprendedor, invertir (especialmente al principio) fue algo que hice a prueba y error.
A continuación te comparto dos temas en los que sí utilizaría mis ahorros otra vez y dos en los que no.
Volvería a invertir en:
- Formarme con expertas cualificadas
Me tomó años encontrar a una persona que pudiera brindarme enseñanzas distintas a las que había adquirido por cuenta propia. Lo acepto, esto puede sonar un poco egocentrista, pero si eres una persona autodidacta que tiene el deseo constante de aprender o de investigar, es importante que encuentres a una persona que más que maestra se convierta en tu mentora (ojo, porque tampoco se trata de idealizar) que te rete, cuestione tu forma de ver las cosas y te saque de tu zona de confort mientras aprendes nuevas y mejores formas de trabajar. ¿Cómo encontrarla? Mi mejor consejo es que antes de invertir siempre preguntes en qué situaciones ese curso o taller puede realmente ser de utilidad para tu negocio. - Ser parte de un grupo de networking
Durante un periodo de 2 años formé parte de un grupo de networking que requería una cuota de entrada inicial. Esta experiencia me ayudó en múltiples aspectos, comenzando por dejar de sentirme sola. Además, pude fortalecer mi pitch de venta, cultivar una actitud más diplomática, aprender a hablar ante audiencias de más de 50 personas y a demostrarme a mí misma que podía asumir un papel de liderazgo dentro del grupo, incluso llegué a convertirme en la primera presidenta.
No volvería a invertir en:
- Cursos que venden humo
A simple vista puede no resultar evidente, pero con base en mi experiencia te puedo decir que, la mayoría de la gente que opta por estrategias de venta a granel o que utiliza interminables dinámicas de descuento, muy probablemente estén ofreciendo una formación genérica que trata los temas de manera superficial.
Mi mejor consejo es que evites basar tus decisiones únicamente en si «te cae bien» la persona, ya que existen personalidades que no solo saben envolverte, sino que además tienen un profundo entendimiento de tus necesidades. - Publicidad sin un objetivo concreto
Si bien es lógico ampliar tu alcance utilizando contenido que ha resonado orgánicamente con tu audiencia, puedo asegurarte que hacerlo sin un objetivo definido, sin una estrategia clara o sin dirigirte a la audiencia correcta, carece de efectividad a largo plazo.
4 acciones para ahorrar cuando no hay proyectos
Para cerrar con broche de oro, deseo compartir contigo las cuatro acciones que me han ayudado a afrontar las rachas de vacas flacas.
- Evaluar y priorizar mis gastos
Mantener un registro de mis gastos (tanto personales como laborales), hacer un presupuesto y establecer prioridades ha sido fundamental para mantener mis ahorros relativamente intactos a lo largo de los meses. - Invertir mis ahorros
Guardar parte de mis ahorros en un banco que ofrece una tasa de interés atractiva ha hecho que mi dinero pueda crecer, brindándome la oportunidad de reinvertir esos fondos cuando ha sido necesario. - Buscar ingresos adicionales
Cuando los proyectos en los que deseo trabajar no se han concretado, aprovecho mis habilidades y conocimientos para involucrarme en otros proyectos afines a mi especialidad. - Ser flexible
Descubrí que ofrecer opciones de pago, con cautela, es crucial para no perder oportunidades, sobre todo en tiempos difíciles. También aprendí que trabajar con empresas grandes a menudo implica aceptar plazos de pago extendidos, incluso de hasta 30 días. Lo cual me ha recordado la importancia de contar con ahorros sólidos.