Malgasté mi dinero: lecciones que no pedí, pero aprendí

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Gasto
2 Oct, 2024

Aquí vas a encontrar:

Lo que nos decimos para justificar nuestros gastos

Diferencia entre presión, deseo, capricho y necesidad

¿Y qué pasa con la ansiedad por no comprar?

Esto aprendí sobre el dinero y el amor propio

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Hablar de dinero nunca ha sido fácil para mí, sobre todo cuando se trata de aceptar que he hecho gastos completamente innecesarios. Admitirlo ha despertado culpa, frustración e incluso preocupación por el impacto que esos caprichos han tenido en gastos más importantes.

Pero sé que es importante compartirlo, porque no importa la edad o lo estable que me haya parecido mi situación financiera, siempre ha habido alguna tendencia o influencia externa que me ha hecho caer en compras que fácilmente pude haber evitado si hubiera tenido el conocimiento y las herramientas adecuadas. Hoy quiero compartir una de esas herramientas contigo, la cual ha marcado una gran diferencia en mi relación con el dinero y en las decisiones que tomo día a día.

Lo que nos decimos para justificar nuestros gastos

«Lo quiero», «Lo necesito», «Me lo merezco» y, la clásica, «Para eso trabajo». ¿Te suenan? A mí estas expresiones me parecían inofensivas, incluso graciosas, pero al reflexionar sobre ellas, me di cuenta de que me han llevado a tomar decisiones financieras impulsivas e innecesarias. Y tengo el ejemplo perfecto para demostrarlo. 

Esto me ocurrió hace unos dos años, cuando entré a una tienda de ropa y vi un maniquí con un traje de saco y pantalón color magenta, hermoso y elegante. Me gustó tanto que lo primero que pensé fue: «Este es el traje perfecto para la presentación de mi primer libro». Vi el precio, que era bastante alto, pero pensé: «Para esto trabajo, ¿no?».

Estaba equivocada. Porque la realidad es que no trabajo para hacer gastos innecesarios. En el fondo sabía que ese gasto, no presupuestado, me obligaría a reajustar mis finanzas ese mes. Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue que ni siquiera había escrito ni una sola página de ese libro que ya me imaginaba presentando frente a una audiencia. ¿Lo mejor? Que aprendí dos lecciones importantes: que ningún sueño, por grande que sea, justifica cualquier gasto, y que no es necesario comenzar por el final para avanzar hacia tus metas.

Diferenciar entre presión, deseo, capricho y necesidad

Hoy, tanto tú como yo podemos ver que la compra del traje magenta fue un capricho. Sin embargo, no todas nuestras compras nacen de impulsos irracionales. Por eso, quiero compartir contigo las diferencias entre estas cuatro palabras que a menudo están vinculadas al manejo del dinero.

La presión es esa influencia externa, como la que ejercen las redes sociales o el entorno, que te hace sentir que debes comprar algo para encajar o estar a la altura. El deseo, en cambio, es más personal, un anhelo genuino que no siempre es vital. 

El capricho, como ya hemos visto, es una compra impulsiva motivada por una atracción momentánea, sin considerar las consecuencias. Por último, la necesidad es lo que verdaderamente te falta y no puedes ignorar ni postergar. Entender estas diferencias ha sido fundamental en mi toma de decisiones financieras.

¿Y qué pasa con la ansiedad por no comprar?

El famoso window shopping no siempre es suficiente; lo sé yo, lo sabes tú, lo sabemos todas. Pero la ansiedad no es solo sobre la compra en sí misma, sino de una desconexión más profunda con nuestro bienestar y autocuidado. Cuando creemos que adquirir algo nuevo es la solución para sentirnos mejor, comenzamos a asociar nuestro valor personal con lo que poseemos, olvidando formas más genuinas de cuidado y amor propio.

Esta reflexión me llevó a escuchar el Money Date de Clara «Menos compras, más amor propio», donde,  durante 5 días, aprendí a hacer pausas, cuestionar mis verdaderas intenciones y reemplazar los impulsos de consumo con actos de amor propio. Porque no poder o no deber comprar no significa que no puedas disfrutar.

No te quiero spoilear los detalles porque me encantaría que vivas la experiencia por ti misma con los miniaudios de Pedro Campos, autor del libro La vida minimal: cómo vivir ligero en un mundo pesado. Pero sí quiero compartirte mis aprendizajes.

Esto aprendí sobre el dinero y amor propio

No somos lo que tenemos, y esta premisa puede resonar con tus propias experiencias o abrirte a nuevas perspectivas. Lo importante es que, al explorar el mismo Money Date que yo, encuentres lo que realmente funciona y beneficia tu situación financiera personal.

1. ¿Qué cosas innecesarias he comprado en el pasado?

He comprado varios artículos innecesarios, como sérums y mascarillas de moda que no eran adecuados para mi tipo de piel, ropa que no era de mi talla y que al final ni usé, snacks recomendados por influencers que no solo no sabían bien, sino que además me inflamaron. Y, por supuesto, cursos que prometían grandes aprendizajes, pero que solo repetían información sin ofrecer un verdadero valor agregado.

2. ¿Cuáles fueron las expectativas emocionales detrás de esas compras?
Buscaba sentirme parte de algo más grande y confiaba en que no toda publicidad es engañosa.  

3. ¿Qué alternativas tengo para satisfacer esas expectativas?
Ahora, antes de comprar, me tomo el tiempo necesario para reflexionar sobre mis motivaciones y asegurarme de que la decisión me beneficiará y me hará sentir bien conmigo misma. Consultar a expertos o probar algo nuevo de manera consciente ha sido clave, en lugar de seguir tendencias solo para “no quedarme fuera”.

4. ¿Qué alternativas de amor propio llevé a cabo? ¿Cómo me hizo sentir?
Descubrí cuentas en Instagram y YouTube de mujeres que reinventan su propia ropa. Inspirada por ellas, exploré mi clóset y creé combinaciones que ni siquiera había imaginado. Esto me hizo sentir creativa y en control con mi estilo, sin necesidad de comprar más.

5. ¿Qué me motiva a seguir aplicando lo aprendido en este Money Date?

Me motiva el hecho de que un análisis más profundo me permite disfrutar no solo de la oportunidad de comprar, sino de la posibilidad de no hacerlo. Aunque parezca cliché, confirmé que puedo disfrutar con lo que ya tengo.


¿Recomiendo esta experiencia de cinco días? 

Sin duda, especialmente porque nuestros gustos, preferencias y prioridades cambian, y es importante ser capaces de ajustar nuestras finanzas y decisiones de compra acorde a ellas.

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