Actualmente estoy en un punto en mi vida en donde comencé a cuestionar con mi pareja ciertos aspectos que antes me parecían irrelevantes o que con una simple conversación podíamos sacar adelante, frases como: ¿Quién paga la cena el día de hoy? O yo compro los boletos y tú las palomitas, ¿te parece?
Pero cuando empezamos con todo el trip de la boda (más sobre esa experiencia acá), empezamos a manejar en conjunto cantidades de dinero mucho más significativas que una ida al cine y me preocupé de no tener el suficiente conocimiento de cómo hacerlo de la manera correcta y no caer en discusiones en torno al dinero.
¿Cuál es la manera correcta? ¿existe acaso un manual o algo que te diga cómo hacerlo? Lamento traer malas noticias, pero no existe. Lo que sí existe son ciertas recomendaciones que nos pueden guiar para tomar la mejor decisión posible y estar tranquilo con ello. Primero hay que aprender a hablar de dinero, en Cursos Clara hay un curso en línea completo que te ayuda con los primeros pasos: Intimidad Financiera.
Después de abrir la conversación la cosa se pone más interesante, ¿has oído el término “Acuerdos prenupciales”? Es muy común escucharlo en películas o series, y en la vida real suele asociarse con sentimientos negativos como desconfianza o control, o bien está el mito de que aplica únicamente a personas con mucho dinero.
En realidad, los acuerdos prenupciales se forjan en base a conversaciones entre las parejas sobre el patrimonio, objetivos financieros, planes a futuro, etc. con la finalidad de que no existan desacuerdos o situaciones de conflicto en los próximos años.
En México estos acuerdos se denominan “capitulaciones matrimoniales” según el Artículo 179 del Código Civil Federal y pueden realizarse antes o durante la celebración del matrimonio.
Desde un punto de vista técnico, el acuerdo prenupcial es un contrato legal por escrito creado por dos individuos que van a contraer matrimonio, en el cual acuerdan las normas de su relación, referente a sus bienes. En dicho documento se incluye una lista de todos los bienes que posean de forma individual, ejemplo; bienes raíces, negocios, inversiones, cuentas de ahorros, así como las deudas.
Pero ¿para qué nos sirve eso? Pues nos permitirá conocer y definir cuáles bienes permanecerán como propiedad individual, es decir, “míos” y cuáles serán compartidos después del matrimonio civil, “nuestros”. Y no solo eso, también se determina claramente qué pasará con aquellos bienes individuales si alguno de los cónyuges fallece y la forma de proceder en caso de que el matrimonio termine.
Cuando hablamos de matrimonio civil, integramos dos conceptos más, que son sumamente importantes y que definirán la dinámica de los bienes y posesiones que se tengan como individuos y como pareja.
Bajo la ley mexicana, según el artículo 178 del Código Civil Federal, existen dos tipos de regímenes matrimoniales; sociedad conyugal, o el de separación de bienes:
- La sociedad conyugal establece que los bienes adquiridos por cualquiera de los cónyuges durante la unión independientemente de quién sea el titular legal, les pertenecen a ambos y en caso de un divorcio, se considera que ambos cónyuges son copropietarios.
- Por otro lado, la separación de bienes otorga a cada cónyuge la propiedad exclusiva de los bienes que poseían antes y durante el matrimonio, así como plenos derechos para disfrutar, administrar y disponer de ellos de manera independiente.
En resumen los acuerdos prenupciales son un complemento del régimen matrimonial que seleccionen, van de la mano y no son obligatorios, pero sí facilitan mucho la toma de decisiones sobre el patrimonio de los involucrados. Esto solo aplica cuando los cónyuges están casados ante la ley.
Recordemos que estamos hablando del patrimonio de cada persona, no tiene nada de malo ni es egoísta hablar estos temas, eso no significa que no haya amor o confianza, simplemente es que nadie puede saber qué le depara el destino y que su situación puede cambiar de la noche a la mañana.
En 2022, según el INEGI, la edad promedio de las mujeres que pasan por un divorcio es de 40 años, a eso le sumamos que el 52.1 % de las mujeres divorciadas trabajaba al momento del divorcio ¿y el resto? ¿Cómo mantendrá su estilo de vida?
Son temas que pueden ser incómodos de hablar, pero que en lo personal, siento que en un futuro les traerá paz a ti y a tu pareja. Cuando nos tocó hacer las pláticas para el trámite civil muchos de estos términos nos abrumaron y por tal motivo decidimos hacer nuestra investigación. Espero que esta información les ayude a entender estos términos y sea cual sea el camino que decidan tomar, se sientan seguros al respecto.