Esta historia comienza en julio del 2023 cuando un evento histórico pasó en mi vida
¡Me comprometí ahhhh 😯! Los primeros días todo fue emoción y alegría, ingenuamente pensé que todo el proceso sería sencillo, nunca dimensioné lo que costaba casarse en estos tiempos. Claro que el ahorro al que estaba acostumbrada, se quedaba corto ante la aproximación de un evento de esta magnitud.
Ojo: Cada pareja lo vive de diferente forma y esto no quiere decir que si estás empezando con esta nueva etapa sea igual para ti. Recordemos que existen muchas variables que influyen en cómo se desarrolla esta etapa. Te prometo que algo bueno saldrá de esta historia, no te asustes.
Como buenos novatos en esto de las bodas, primero hicimos nuestra investigación; el primer paso que tomamos fue crear un presupuesto, el bendito presupuesto del evento. Revisamos todos los elementos que lo integrarían, fijamos cantidades y márgenes saludables con los que podíamos jugar. Quedó perfecto, las cantidades de ahorro eran razonables, balanceadas y estructuradas, teníamos un plan de juego en el que ambos íbamos a aportar de acuerdo a nuestras capacidades financieras.
Pero no sería una buena historia si no tuviera un giro de 360° para ponerle emoción al asunto.
Nuestro perfecto plan fue desarmado y vuelto a armar gracias las “sugerencias” y “opiniones” que recibimos. Se fue formando lo que a mi parecer resultó ser el monstruo de Frankenstein, en donde la suma de los gastos superaba por mucho a los ingresos. En resumen, para el nuevo y monstruoso plan, tuvimos que haber empezado a ahorrar desde antes de trabajar 🙁.
Pero ahí no acaba la cosa, mientras todo esto pasaba nos encontrábamos pagando un carro, nuestro primer carrito. Y además según “sugerencias” teníamos que estar revisando números para dar el enganche de una casa 😯, “porque así se ha manejado siempre, te casas y compras casa”.
A este punto yo ya había oprimido varias veces el botón de emergencias y quería bajarme de este barco que parecía ser una mala versión del Titanic. Ya no sentía que este proyecto fuera nuestro (de mi pareja y mío).
Todo mundo externaba su opinión como si conocieran nuestra capacidad de pagos o peor aún como si ellos fueran a pagar.
Recuerdo haber pensado que cedimos más de la cuenta y lo que debería ser una experiencia súper bonita se tornó un dolor de cabeza de solo pensar en el número final de invitados. En mi mente solo pensaba ¿está bien que todos nuestros ahorros se van a ir en nuestra boda? ¿Estamos dispuestos a incrementar el presupuesto? ¿Será que genuinamente debemos echar la casa por la ventana en este tipo de eventos? Pero las únicas personas que PODÍAMOS responder esas preguntas éramos nosotros dos! Nadie más.
Aprendimos muchas cosas, pero en específico hubo un pensamiento que se me quedó muy grabado, muchas veces la presión social influye en gran medida de las decisiones financieras que tomamos y que no necesariamente son las adecuadas para uno mismo. Por ello te comparto estos 5 mandamientos de una planificación saludable, que yo creo que son súper importantes no solo al planear una boda, sino en muchas situaciones que se presenten en la vida, son:
- Nadie conoce tu presupuesto y tus límites financieros mejor que tú
- La única persona que será la responsable de manejar tus finanzas eres tú
- Tu bienestar financiero no debe verse afectado por lo que dictan las opiniones sociales o culturales de otras personas
- Ser fiel a tus ideas, deseos y sobre todo a tu realidad, es la mejor decisión
- Haz lo que te haga estar en paz
Si tu decisión es destinar grandes cantidades de dinero en tu boda, está bien, si prefieres mantener un número discreto y usar ese dinero en otros aspectos como en tu hogar o viajes ¡¡también está bien!!