
Hay momentos en los que pagar deudas se vuelve solo una parte desagradable de la rutina. Pagas un poco cada mes, pero el monto no baja. A veces incluso sube. El estrés se acumula y termina sintiéndose como un pozo sin fondo.
Si esto te está pasando, este artículo es para ti.
Pero antes de decidir qué hacer, vale la pena que te des un momento para identificar qué tipo de deuda tienes y por qué puede volverse tan difícil salir de ahí.
¿Qué es una deuda (y qué tipos existen)?
En términos simples, una deuda es un compromiso de pago que asumes al recibir algo hoy (dinero, productos o servicios) que acuerdas pagar después. Y aunque la palabra pueda sonar negativa, lo cierto es que no todas las deudas son malas por sí mismas. Todo depende del para qué te endeudas y cómo planeas pagar. Por ejemplo:
- Puedes tener una deuda de consumo, como cuando compras algo con tarjeta de crédito o a meses sin intereses.
- También existen las deudas por emergencia, que surgen ante gastos inesperados como una enfermedad o una reparación urgente.
- Y luego están las deudas planificadas, como los préstamos para estudiar, emprender o invertir en algo importante, con un plan claro de pago.
Cada una tiene implicaciones distintas, pero el problema empieza cuando pierdes el control de ese compromiso y la deuda se vuelve una carga constante.
Piensa en este escenario.
Hace un año compraste un celular a meses sin intereses (msi). Luego vino una urgencia médica y cubriste parte con la tarjeta. Después, el súper del mes ya no alcanzó con tu ingreso, así que volviste a usar crédito “solo por esta vez”. Pasaron los meses y, aunque pagas puntualmente el pago mínimo, el saldo no baja. De hecho, crece. El crédito que parecía un aliado se convirtió en una fuente constante de ansiedad.
Esto es lo que llamamos deuda crónica. Y para salir de ese ciclo, primero hay que entender cómo se forma y qué la alimenta.
¿Por qué una deuda se vuelve crónica?
Ahora sí, veamos qué hay detrás. Estas son algunas de las razones más comunes por las que tu deuda puede sentirse interminable.
Falta de claridad sobre lo que debes
Puede que tengas varias deudas repartidas en diferentes tarjetas, aplicaciones o préstamos, pero no tienes el total claro. No sabes cuánto pagas de intereses ni cuánto es el monto real a liquidar. Sin esa visibilidad, es fácil caer en la trampa del “solo pago lo que me piden este mes”.
Usar la deuda como extensión de tu ingreso
Si cada mes necesitas la tarjeta para comprar despensa, servicios o transporte, no estás usando la deuda como herramienta, sino como muleta. Y eso, tarde o temprano, te lleva al desbalance.
Pagar solo el mínimo o lo justo para “cumplir”
Los pagos mínimos están diseñados para alargar la deuda. Dan una falsa sensación de control, pero en realidad mantienen la deuda viva sin atacarla de raíz.
Falta de estrategia
Puede que hagas pagos extra, pero sin un orden claro; un mes a una deuda, otro mes a otra. Y sin una estrategia, es fácil que tus esfuerzos se diluyan.
Miedo, culpa o evasión
Las emociones también pesan. Tal vez evitas revisar tus estados de cuenta porque te abruma o sientes culpa al ver cuánto debes. Esto genera un ciclo de evasión que mantiene la deuda como un problema latente, pero no resuelto.
Comprar todo a MSI
Comprar a meses sin intereses puede ser una gran herramienta para hacerte de activos. Sin embargo, si todo lo quieres meter en pequeños pagos, la cifra comprometida al mes va creciendo y no siempre es posible cubrirla. Conocer cuánto de tu ingreso puedes comprometer en pagos mensuales es clave para tomar la decisión de comprar algo a MSI.
¿Cómo empezar a salir de ahí?
No necesitas hacerlo perfecto. Solo empezar con pasos pequeños, pero estratégicos. A continuación te compartimos cinco acciones clave.
- Haz tu inventario
Lleva un registro de a quién le debes, cuánto, qué interés tiene y cuánto pagas al mes. Es tu punto de partida. Sin juicio, solo datos. - Calcula tu capacidad de pago
Revisa cuánto dinero te queda después de cubrir lo esencial. Esa será tu base para armar un plan realista que puedas sostener. - Elige una estrategia
Decide si te resulta mejor pagar primero la deuda con mayor interés o empezar por la más pequeña para motivarte y avanzar. Ambas opciones funcionan, lo importante es que dejes de improvisar y elijas una ruta clara. Recuerda que en Clara tenemos una plantilla con dos estrategias para salir de deuda. - Corta la fuga
Suspende el uso de tus tarjetas y evita adquirir nuevas deudas mientras trabajas en salir de las que ya tienes. De lo contrario, será como intentar vaciar una tina con la llave aún abierta. - Pide acompañamiento si lo necesitas
Buscar apoyo, ya sea de una asesora financiera, una aplicación o una amiga de confianza, puede hacer toda la diferencia.
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Salir del ciclo es posible
Ya sea que enfrentes una deuda crónica o una más reciente, lo importante es que no normalices la angustia. Porque aunque no se trata de fórmulas mágicas, sí puedes comenzar a tomar el control y enfrentar la situación sin juicio, poco a poco, desde donde estás hoy.
No está sola. Y tu relación con el dinero puede cambiar.
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