Cuántas veces escuchamos que “es de mal gusto hablar de dinero”, muchas de nosotras crecimos sin preguntar, aprender o compartir las experiencias en relación a las finanzas por esta regla no escrita: no mencionar el dinero para no incomodar. Sin embargo, una forma de aprender de finanzas es compartiendo lo que otros han aprendido a prueba y error, por lo que esta creencia de No Hablar de Dinero, ha limitado nuestro conocimiento colectivo. Y la cosa se pone más interesante si añadimos las gafas violetas.

Por qué hablar de dinero entre mujeres

Sumado a esto, tradicionalmente las mujeres fuimos aisladas a solo tratar las cuestiones domésticas sin la oportunidad de “ganar dinero” y, a pesar de que este papel como quiera  representaba aprender a administrar los recursos de una casa y tomar decisiones sobre gastos, el no poder hablar con otras mujeres sobre dinero nos previno de aprender en comunidad sobre, por ejemplo, llevar un control de gastos. Mientras que a los hombres se les incentivó a hablar sobre sus inversiones, trabajos y el crecimiento de su patrimonio (aunque nunca de sus errores), creando así espacios para que pudieran encontrar socios estratégicos y oportunidades, que tal vez antes no se habrían planteado. 

Además, la falta de conexión con otras mujeres nos vuelve vulnerables a sufrir violencia económica, porque “cómo vas a decirle a otros que tu marido no te da dinero o te quita el tuyo”. La forma de romper con esta creencia limitante es justo hablar de dinero, en espacios seguros, donde podamos aprender, por esto es tan importante tener espacios de sororidad también para las finanzas personales.

Y para esto ¿qué es la sororidad?

Sororidad, proviene de la palabra soror, que en latín significa hermana, y se define oficialmente (RAE) como: solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación de género y violencia hacia la mujer.

Una de las principales exponentes del movimiento feminista Simone de Beauvoir, aunque nunca utilizó una definición de sororidad como tal, cuestionó en su obra la falta de identidad colectiva de las mujeres. En su libro más famoso “El segundo sexo” habla sobre la necesidad de compartir vivencias, espacios e ideas para construir una red de apoyo contra la opresión histórica. A raíz de reflexiones como esta, se utiliza el término sororidad en el feminismo para incentivar la construcción de comunidad entre nosotras. 

La sororidad impulsa la creación de redes de apoyo entre mujeres fomentando la comunicación, la empatía, el respeto y la cercanía para lograr lo que sea que nos propongamos. 

"Este ambiente de competitividad entre mujeres es uno de los grandes engaños del patriarcado y es un enorme esfuerzo que ha hecho para dividirnos", explica Nerea Perez, autora del monólogo Feminismo para torpes. Gracias a dichos como “mujeres juntas ni difuntas” hemos perdido la increíble oportunidad de aconsejarnos, enseñarnos y conectar para aprovechar oportunidades en comunidad.

Pero ¿cómo construimos estos espacios de sororidad para mejorar nuestras finanzas personales?

Hablar de dinero en espacios sororos

Tenemos que reconocer que no todos los espacios son seguros para hablar de dinero, es muy importante aprender a distinguir dónde y con quién, así como crear poco a poco una red de apoyo en donde te sientas cobijada para preguntar, compartir y aprender. 

Algunas recomendaciones para identificar espacios donde podemos hablar de dinero en comunidad son:

• Las personas comparten el mismo objetivo de aprender sobre el tema 
• No hay una única persona que pretende saberlo todo o tener todas las respuestas
• Se otorga espacio para compartir vivencias sin recibir juicios de valor
• Las personas practican una escucha activa (no se interrumpen o levantan la voz para escucharse más que otros)
• Se promueve cuestionarse todo, las preguntas nunca son vistas con malos ojos
• Se siente bien ser vulnerable 

Hablar de nuestras finanzas personales en un inicio puede sentirse aterrador porque estás compartiendo decisiones, limitaciones o preocupaciones en un tema que nadie te enseñó a manejar (muy parecido a manejar las emociones). Pero, cuando construyes esa red de apoyo con personas que quieren ayudar y aprender, en vez de juzgar, puede ser una de las herramientas más valiosas de educación financiera.

Si estás buscando un espacio así te invitamos a conocer nuestros meetups “Conversa Clara” donde esperamos construir de la mano de nuestras Claras este espacio seguro para todas. 

Y si quieres construir un espacio así con tus amigas y/o familia, te recomendamos acercarte con personas con las que puedes ser vulnerable. Puedes empezar haciendo algunas preguntas generales sobre finanzas e ir midiendo qué tan cómodas se sienten compartiendo. 

15 Preguntas para empezar a hablar de dinero

Te compartimos algunas preguntas que te pueden ayudar a arrancar la conversación sobre el dinero con tu red de apoyo:

1. ¿Qué quiero que el dinero me ayude a lograr?
2. ¿Qué necesito decirle a los demás para mejorar mis finanzas?¿Qué me estoy callando?
3. ¿Qué errores financieros he cometido en el pasado? 
4. ¿Qué me enseñaron mis padres acerca del dinero?
5. ¿Cómo se relaciona el dinero y mi felicidad?
6. ¿Cuáles son mis criterios para decidir si comprar algo o no?
7. ¿Cómo imagino mi vida financiera en 5 años?
8. ¿Qué quiero que el dinero me ayude a lograr?
9. ¿Qué significa plenitud financiera para mí?
10. ¿Cuál es el mejor consejo financiero que me han dado?
11. ¿Qué creencias acerca del dinero necesito cambiar?
12. ¿Qué necesito aprender acerca del dinero?
13. ¿Qué hábitos podría cambiar para mejorar mis finanzas personales?
14. ¿Qué conductas perjudican mis finanzas?
15. ¿Qué personas en mi vida perjudican mis finanzas?

Recuerda que en Clara tenemos diversos recursos para animarnos a Hablar de Dinero entre mujeres, si este es un tema que resuena contigo no te pierdas nuestro episodio de Claramente - Independencia Financiera con Brenda Knight donde nos comparte cómo empezó a crear ella esa red, lo que aprendió de las mujeres a su alrededor y cuál fue el punto de inflexión que la llevó a tomar las riendas de su futuro financiero.